sábado, 24 de octubre de 2009

ENSAYO VISITA MICROCUENCA GUACHUCAL
MOVILIDAD SOSTENIBLE Y CAMBIO CLIMATICO
Los páramos en Colombia ocupan alrededor de 2 millones de hectáreas, lo cual equivale al 2 % del territorio continental del país. Estos ecosistemas se localizan en un rango que va de los 2850 a los 3550 metros de altura y el 60 % de ellos se encuentra en la cordillera Oriental, concentrándose especialmente en el distrito boyacense, siendo Cocuy el complejo más extenso con 268.783 hectáreas. Si bien las condiciones de transformación son diferentes en cada páramo, hoy en día, la mayoría de éstos son espacios productivos dedicados a la papa y, en forma extensiva, a la producción de leche y carne. Estas tierras son utilizadas tanto por grupos indígenas y campesinos de escasos recursos, como por grandes hacendados y empresarios. La utilización de maquinaria pesada por parte de estos últimos ocasiona la destrucción de la vegetación original del páramo. Por otro lado, la escasez de tierras aptas para el cultivo produce el desplazamiento de la frontera agrícola hacia áreas de cada vez mayor altura. La intervención humana sobre el páramo tiene como consecuencia la pérdida de biodiversidad y la disminución de la capacidad de regulación hídrica que caracterizan al páramo. son ecosistemas de montaña andinos que pertenecen al Dominio Amazónico. Se ubican discontinuamente en el Neotrópico, desde altitudes de aproximadamente 2900 msnm hasta la línea de nieves perpetuas, aproximadamente 5000 msnm. Van desde Venezuela y Colombia hasta el norte del Perú. También existen pequeñas extensiones de páramo en Costa Rica y Panamá.[1] En Venezuela, Colombia y el norte del Ecuador están caracterizados por la presencia de los "frailejones" que pertenecen al género Espeletia (más de 200 especies); además de los "frailejones", hay muchos géneros y especies vegetales endémicas del Páramo, y también hay vegetales de amplia distribución pero que no son los determinantes. Dada la (pequeña) controversia que existe sobre si jalca (nombre usado para este tipo de ecosistema en el Perú) y páramo son o no la misma formación, a veces en el Perú se usa el término combinado páramo-jalca. En términos generales, si se acepta que la jalca es otra cosa que el páramo, entonces dentro de lo que se considera típicamente como páramo desde Venezuela hasta Ecuador habría tantas diferencias internas que en aras de la coherencia se necesitaría una gran cantidad de otros ecosistemas diferentes (un páramo venezolano con frailejones sobre terreno pedregoso y seco es mucho más diferente de un páramo ecuatoriano oriental húmedo, que la jalca peruana de un páramo de pajonal típico en los cuatro países). Dada su latitud ecuatorial y gran altitud, ecosistemas similares pero con distintos nombres locales se encuentran en África oriental, en Papúa Nueva Guinea y en otras áreas netamente tropicales con montañas muy elevadas. Por lo menos en términos paisajísticos y evolutivos son muy parecidos a los páramos andinos. Las adaptaciones de las plantas a veces hacen que sea difícil, a primera vista, saber si uno está en el Monte Kenya o en un nevado colombiano, por ejemplo, aunque un análisis más detallado demuestra que la cercanía taxonómica de una y otra flora es muy limitada. Los "frailejones" africanos pertenecen a géneros como Dendrosenecio y Lobelia, a diferencia de Espeletia y géneros cercanos en América. Las historias socioeconómicas son también obviamente muy diferentes. En otras tierras altas de América más alejadas de la línea ecuatorial se forman ecosistemas como las punas al Sur (en Perú, Chile, Bolivia y Argentina) y los zacatonales al Norte (en México y Guatemala); En Europa, especialmente en España, se le conoce como páramo a un ecosistema distinto. Colombia tiene la mayor extensión de páramo (en sus tres cordilleras andinas) y el páramo más grande del mundo (Sumapaz). poseyendo cerca del 50% del total de los páramos existentes.[2] Al sur de la depresión de Huancabamba, en Perú, y al norte de la Cordillera de Talamanca, en Costa Rica, el páramo da paso a la puna y al Zacatonal, respectivamente, ecosistemas más secos y estacionales, dominados por gramíneas. En toda su extensión en Sudamérica, el páramo tiene más de 30.000 km². El país con mayor superficie de su territorio cubierta por páramos es Ecuador Las ciudades comienzan a colapsar cuando todos los propietarios empiezan a sacar el carro y las motos y no se tiene la infraestructura a nivel de vías para atender estos aumentos en el parque automotor.

MOVILIDAD SOSTENIBLE
VALORAR LO PÚBLICO, LO COLECTIVO

Igualmente cuando una sociedad privilegia más el transporte público masivo o la bicicleta como en Europa o Japón, vamos a tener una sociedad que valora más el sentido de lo público y de lo colectivo, es más solidaria. Pero cuando una sociedad privilegia más el uso del carro particular como la norteamericana con grandes autopistas y puentes elevados y no se tiene en algunas de ellas un buen sistema de transporte masivo, se genera una sociedad más individualista que desvaloriza el sentido de lo colectivo. Son sociedades insostenibles por la exagerada actitud de consumo de combustibles. Por eso es que alrededor de la movilidad está en juego un proyecto de sociedad más justa, equitativa, solidaria y humana.

MENOS CARROS, MENOS MOTOS

Por eso los europeos cada año vienen celebrando la semana de la movilidad con el objetivo de sensibilizar a la población de la necesidad de utilizar menos el carro y la moto y más el transporte público y el alternativo como la bicicleta. Como activista de la bicicleta urbana soy consciente que este medio no es para resolver el problema del transporte, pero si al menos el 5 o el 10% de los ciudadanos lo utilizan estamos construyendo una vida y una ciudad saludable contrarrestando el sedentarismo y sus enfermedades (colesterol, diabetes, cardiovasculares, stress) que generan las urbes. Hace cinco años hicimos el ensayo del día sin carro, el cual nos puso a prueba sobre la respuesta de las demás formas de movilidad, creo que es importante recuperar e institucionalizar una vez al año el día sin carro y en otra fecha el día sin moto y ponernos como reto con las empresas de transporte la definición de una propuesta de movilidad alrededor del transporte público.
CAMBIO CLIMATICO


Frente al fenómeno del calentamiento global, uno de los muchos temas que tenemos que trabajar es la manera de cómo nos vamos a mover en las ciudades. El asunto es que cada vez las familias aspiran a tener un vehículo o una moto para resolver la manera de desplazarse dentro de la ciudad. Algo muy válido y legítimo porque de alguna manera representa una forma de movilidad social y hace parte de las aspiraciones de bienestar que la sociedad ha establecido. El asunto es como dice el dicho “no hay cama para tanta gente”, y es cuando las ciudades comienzan a colapsar cuando todos los propietarios empiezan a sacar el carro y las motos y no se tiene la infraestructura a nivel de vías para atender estos aumentos en el parque automotor. En los últimos años por la apertura y la revaluación, se bajaron los precios de vehículos tanto nuevos como usados, incrementando este fenómeno. Si no se toma conciencia de que la libertad también tiene sus límites cuando se trata de perder algunos beneficios inmediatos como es el derecho a usar un vehículo ya sea para el trabajo o como esparcimiento, cada vez el caos se impondrá en un futuro para nuestras ciudades. Se trata básicamente de lograr un consenso sobre la necesidad de que el manejo del parque automotor esté sujeto a medidas restrictivas, ya que debemos racionalizar el uso de un bien público escaso como son la vías. El incremento del parque automotor está generando cada vez más congestión, trancones y aumentos en los niveles de contaminación, contribuyendo este último al problema más serio de la especie humana en toda su evolución como es el Calentamiento global. Por eso, el desafío que se están proponiendo todas las ciudades del mundo es como desarrollar un sistema de transporte público y de movilidad alternativo como la bicicleta o el caminar, que desestimule o racionalice el uso del carro particular y de las motos. No es que no vayan a existir carros y motos circulando por la ciudad, ya que para muchas personas este es un sistema de transporte del cual dependen muchas familias para su trabajo o personas con discapacidad. El reto es como pueden coexistir las diferentes posibilidades de movilidad sin que se dispare el uso motorizado individual (carros y motos) y genere desequilibrios en el sistema. Es posible armonizarlos si hacemos un uso racional y le ponemos un poco de límites a nuestra libertad, sin satanizar algunos de los medios. Se trata que cada vez más se estimule a que la gente tome un buen servicio público de transporte, haga uso de la bicicleta o camine. Lo ideal es que desde un alto ejecutivo a un trabajador se muevan en un bus que les ofrezca condiciones de bienestar y de seguridad o monten en bicicleta. Esta sería una sociedad más igualitaria, en la medida que el transporte público masivo se convierte en un bien público que integra y beneficia a cualquier ciudadano sin distingos de condición económica, credo y raza. Se trata también de hacer una transformación cultural, cambiando los imaginarios y representaciones sociales que la sociedad del consumo crea, ya que esta valora a quien va subido en un carro particular, a quien se le da mayor reconocimiento social, mayor status, mientras que montar en bicicleta se le ve como sinónimo de pobreza. En otras sociedades no es extraño encontrar un alto ejecutivo que se mueve en bicicleta.

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